Niña!!!que te estás dejando!!!

El invierno,mala epoca para la figura.

Hace meses, cuando comencé la nueva andadura de vivir sola, me hice un firme proposito, el de cuidar las comidas y evitar ponerme gorda como una vaca. Al principio era sencillo, como una motivación más con la que intentar tirar para delante y hacer la operación "cualquier cosa menos quedarte tirada en el sofá llorando". Pero para que os voy a engañar,una cosa es lo que una se propone y al final otra bien distinta es lo que termina haciendo.

En mi caso, yo llené la nevera y la despensa de verduras, carnes y pescados con el fin de comer a la plancha, estuve meses en los que no usaba el aceite para freir nada, las patatas fritas fueron sustituidas por las asadas, y asi parecía que la cosa iba bien.

Pero se va el calor, y empiezas a esconderte bajo capas y más capas de tela para soportar el frio (que este año apenas hace,jejejejeje) y te das cuenta que incluso la más delgada, parece haber cogido algun kilito con el efecto optico que la superposición textil provoca.Entonces viene el fatidico momento en el que te convences de que...si la barriga va bajo un chaleco gordo, y un abrigo aún más gordo, que más dará que en realidad lo que escondas son dos,tres o cuatro kilos de más.

Porque seamos sinceros, quién es el guapo o la guapa, que a menos de 10º se como valientemente una ensalada y un filete de lo que sea a la plancha, cuando en realidad lo que el cuerpo te pide y necesita, son litros y litros de sopa caliente para templarte los huesos. Los cociditos de mamá, sus guisos, y los festines culinarios de las fiestas navideñas,contando el lote completo,es decir, desde la cena de empresa hasta el día que se acaba el roscón de reyes y los restos del naufragio de los dulces navideños que quedaban por casa.

Una vez pasadas las fiestas, creo, que como casi la mayoria de la gente, una se hace ora vez la firme promesa de empezar a comer bien, y vas al super, y repites la operacion "lechuga, tomate y pechuga de pollo", pero pasas por el pasillo donde estaban los dulces navideños hace apenas unos días, y te ves a las pobres tabletas de turrón de chocolate que nadie se llevó a casa en plan Rodolfo langostino, ofreciendote su compañía, y encima rebajadas de precio.

La tableta te mira,tu la miras a ella, y a la vez miras tu cesta de los buenos propositos,y te autoconveces de una manera inmediata, aunque engañosa, de que dejarlo todo de golpe no es sano, y que un poco de chocolate no te hará daño despues de tanta cosa saludable.Así que te la llevas,y cuando estás en casa la guardas en el rincon mas oscuro del armario de la cocina, como las latas de atún y los paquetes de bechamel en polvo que están ahí para casos de emergencia.

El primer día eres fuerte, y dices, vale,sé que la tengo ahí, pero no me siento obligada a comermela, solo está por si algún dia la echo de menos, pero es preferible que ese día nunca llegue, porque como abras el papelito dorado, es como si empezara a gritarte desde el armario diciendo ....cómeme!!!!y si sucumbes,adios dieta.

Pero bueno, es enero, aun no hay intención de lucir chichas en bikini, así que, cuando pasen las cocas de carnaval y las torrijas y los hornazos de semana santa, aun tienes la opción de rezarle a todos los santos para que en dos meses pierdas todo lo acumulado y tarde en regresar, o aceptes que siempre habrá alguien, aunque no sepamos dónde, que aprecie un michelín y el trabajo que nos ha costado criarlo!!!